No importa si es con una persona conocida o con alguien que apenas encontró en la calle, en algún lugar de espera o en un taxi: la gente sigue escuchando los relatos de alguien cuando habla sobre lo que le pasó el día del temblor, con toda atención, sin aburrirse. Sólo es necesario una pequeña excusa para recordar, con lujo de detalles, en dónde estaba cuando sucedió el sismo. De gual manera, uno mismo también relata lo que le pasó una y otra vez sin sentir que ya no es necesario repetir lo que tantas veces ya ha contado.
Hoy hace veinticinco años sucedió el temblor más fuerte en la historia de la Ciudad de México. Quienes lo vivieron saben de sobra lo que pasó. Entre los muchos muertos (oficialmente fueron -creo- 4 mil, aunque se dice que en realidad fueron 20 mil), estuvo el poeta del nopal, Rockdrigo González.
Pensemos de nuevo en actitud y en la iniciativa de la gente frente al desastre de 1985, en su solidaridad (en la verdadera solidaridad, no la que inventó el gobierno); también en el cambio de aspecto que tuvo nuestra ciudad. Y pensemos que, a pesar del tiempo, y del que vendrá, la gente seguirá contando una y otra vez lo que le pasó aquel día.
Caleidoscopio
Hace 2 semanas.
1 comentario:
Ya ves, y no me extraña pues esa clase de acontecimientos marcan mucho
Saludos!!!
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