Yo pensaba que la sensibilidad era suficiente para ser un escritor, pero creo que me equivoqué: el arte requiere disciplina y talento innato; no acepta la mediocridad. Sin embargo, siempre existe una necesidad de crear e inventar que nadie puede detener, aunque no se tenga suficiente talento.
Una mente inquieta e inconforme siempre buscará la manera de reordenar las cosas, de mejorarlas. Pretenderá que la irrealidad sea su verdad. La mente misma no puede estar tranquila: siempre estará en busca de alguna persona que inspirará la creación de un nuevo personaje; en cualquier evento, encontrará la materia prima de su relato.
¿Por qué me empeño en escribir si es posible que nunca me lean? Porque, simplemente, mis personajes necesitan vivir. Necesitan existir más allá de mi mente. No puedo morir dejando mis historias en el olvido. Tampoco puedo traicionar a mis personajes: ellos me son fieles, siempre están conmigo, nunca me dejan solo.
El escritor tiene el privilegio de romper con las leyes de la física y la biología, de dar vida a todo un universo. ¿Por qué nos aferramos a escribir sobre cosas lejos de la realidad? Simplemente, porque podemos. Es muy probable que esté equivocado en todo lo anterior y que nunca llegue a ser bueno, pero no me importa: yo seguiré escribiendo.
El escritor tiene el privilegio de romper con las leyes de la física y la biología, de dar vida a todo un universo. ¿Por qué nos aferramos a escribir sobre cosas lejos de la realidad? Simplemente, porque podemos. Es muy probable que esté equivocado en todo lo anterior y que nunca llegue a ser bueno, pero no me importa: yo seguiré escribiendo.
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