asilo, asilo

asilo, asilo
ESCRIBO POR VENGANZA. ESCRIBO PARA LIBERARME. ESCRIBO PARA DESECHAR LO QUE ME HACE DAÑO. ESCRIBO PARA PENSAR QUE SOY OTRA PERSONA. ESCRIBO POR AMOR. ESCRIBO PARA SOPORTAR LA VIDA.

El verdadero Ace

El verdadero Ace
Un día, las hadas, malévolas y traviesas, hicieron una apuesta con los hombres. Dijeron que si lograban crear historias mejores que la vida de ellas, se transformarían en horribles insectos; de lo contrario, ellos desaparecerían de la faz de la Tierra.

Hoy en día, los hombres siguen deambulando por las calles; mientras en los bosques, millones de mariposas revolotean entre los árboles.

Las hadas cumplieron a medias.


Mario Ramírez Monroy


jueves, 14 de diciembre de 2017

En busca de un ídolo propio


El escenario es pequeño como todo espacio que hay en Japón. Las luces se encienden y la chica, llamada a sí misma Idol, sale para deleitar al público cantando y bailando. No importa que no cantante bien, ni que tampoco sepa bailar. A ella tampoco le importa que su público apenas sea de veinte o treinta personas, ni que muchos de ellos tengan cuarenta o cincuenta años.


En Japón existe un fenómeno cultural llamado las Idols (aidoru), chicas que se dedican a cantar. Muchas de ellas comienzan su carrera trabajando en los meido kissa o meido cafe, cafeterías que se encuentran en el barrio de Akihabara, en Tokio, el paraíso de los otakus. Al decir que las Idols es un fenómeno cultural es porque en realidad lo es, podría decirse que casi es una religión. Hay una película en Netflix, llamada Tokio Idols, un documental producido por la BBC donde se habla sobre ello. La figura central es Rio Hiigari, una chica de 19 años que busca ser una idol de verdad. Lo primero que llama la atención es la presencia de sus fans. El más importante es Koji Yoshida, un hombre de 43 años, vendedor de artículos electrónicos.


Koji había reunido dinero cuando joven para casarse, pero las cosas no salieron bien. Luego, su vida cambió cuando conoció a Rio Hiiragi. Ahora gasta casi todo lo que gana en ella. No importa el lugar donde ella cante, Koji invertirá lo que tiene para estar en todos los conciertos de Rio.

También aparece otro hombre llamado Mitacchi, transportista, fan del grupo P.IDL. En dicho grupo, hay una idol llamada Yuka, de 22 años. El señor Mitacchi tiene alrededor de cincuenta años. Antes visitaba a sus padres varias veces por semana, pero dejó de verlos cuando conoció a Yuka. “A mí me gustó que una chica, por la que estoy obsesionado, me preguntara cómo me llamo. Una mujer que me gusta preguntando mi nombre. Estaba entusiasmado”, dice el señor mientras pinta el nombre de P.IDL sobre gorras usando una plantilla y barniz de uñas con diamantina, como si se tratara de un adolescente. “Claro que estaba saliendo con una chica -dice Mitacchi-, pero la dejé cuando conocí a Yuka. Si ella dice que no soy su fan número uno, será un golpe duro para mí.”

En Japón hay unas 100,000 adolescentes llamadas a sí mismo idols. Todas generan un ingreso a través de sus fans. Ellos compran revistas, posters, y compran más de una vez su disco porque eso les da derecho a tomarse una foto con ellas. Después de cada show, siempre hay un encuentro con los fans. Las idols saben el nombre de todos ellos. No distinguen a ricos de pobres, a todos los tratan por igual. Los fans tienen derecho de hablar con ellas y estrecharles la mano. En Japón no existe la cultura de tocarse en público, aunque eso está cambiando poco a poco. Para ellos, el tocar la mano puede ser lo más parecido a un acercamiento sexual.
Los hombres japoneses no se atreven a tomar la mano a una mujer, dice una socióloga. Creen que deben ser aceptados y amados sin hacer ningún esfuerzo. Tal vez por eso prefieren a las idols. No quiere buscar una novia porque dicen que es demasiado trabajo. Quieren ser libres. Odian estar atados. Muchos hombres hacen donaciones a las idols para no sentirse mal por no casarse.


“Siempre he llevado una vida fácil y mediocre ­-dice Koji-. Sólo quería a alguien con quien hablar. Nunca me apasioné tanto por algo en mi vida. A veces me encuentro a amigos de mi edad en la calle. Todos vestidos de traje. Es un poco embarazoso cuando me ven usando la playera de fan de Rio. Hago cosas que ellos no harían. Nunca pensé que estaría en un concierto de una idol, moviéndome como lo hago. Al verme la primera vez, pensé, ya soy un otaku. Gasto todo mi dinero en idols. He gastado tanto que podría haberme comprado un departamento.”
Cada año, se celebra un concurso para seleccionar a las chicas que serán las nuevas idols por los siguientes doce meses. Rio Hiigari por fin es seleccionada en la primera ronda. Tiene la esperanza de quedarse hasta el final. Una idol tiene fecha de caducidad. A los 17 años ya es considerada vieja. Pasa a la segunda ronda. Pero al final, de nuevo es rechazada.

“En verdad, hay una cierta tristeza cuando buscamos la felicidad -dice Koji-. Mi vida estaba totalmente desprovista de emociones. Por eso admiro a Rio, porque ella es una chica que trabaja duro. Tal vez ella está logrando lo que yo no hice.”
En su cumpleaños 21, Rio Hiiragi da un concierto en un salón más o menos grande. Los fans de Rio compraron un pastel para festejarla. El momento conmueve a Rio y canta una canción de amor, donde la letra dice: “Tú eres mi elegido”. Los fans se quedan extasiados, mirándola, sin poder evitar las lágrimas, como si cada uno quiesera ser ese elegido. “No siempre puedes ver tanta alegría y liberación -dice Koji en aquel concierto-. Si no fuera por esto, estaría solo para siempre. Soltero y solo. Cuando volteé y miré la cara de todos, se veían felices, y desesperados al mismo tiempo.”

“Esto no es una moda pasajera. Es una religión.”




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