asilo, asilo

asilo, asilo
ESCRIBO POR VENGANZA. ESCRIBO PARA LIBERARME. ESCRIBO PARA DESECHAR LO QUE ME HACE DAÑO. ESCRIBO PARA PENSAR QUE SOY OTRA PERSONA. ESCRIBO POR AMOR. ESCRIBO PARA SOPORTAR LA VIDA.

El verdadero Ace

El verdadero Ace
Un día, las hadas, malévolas y traviesas, hicieron una apuesta con los hombres. Dijeron que si lograban crear historias mejores que la vida de ellas, se transformarían en horribles insectos; de lo contrario, ellos desaparecerían de la faz de la Tierra.

Hoy en día, los hombres siguen deambulando por las calles; mientras en los bosques, millones de mariposas revolotean entre los árboles.

Las hadas cumplieron a medias.


Mario Ramírez Monroy


miércoles, 30 de noviembre de 2011

Historias de las Historias en la FIL

Para quienes puedan asistir a la FIL, el próximo viernes 2 de diciembre, en el stand de Ediciones del Ermitaño (L18), se presentará la antología Historias de las Historias. Ahí publicaron un cuento mío. (Sólo que no sé el horario de la presentación.)

martes, 29 de noviembre de 2011

Una de las pocas que quedan

La semana pasada entré en una librería que está cerca de mi casa. Hace años que no la visitaba. En dicha librería compré del tomo dos al cinco de Harry Potter, el Hobbit y los tres tomos de El señor de los anillos. Después, dejé de comprar ahí porque en SOGEM nos pedían títulos un tanto difíciles de conseguir y porque preferí comprar libros más baratos en las librerías de viejo.

Pero, como ya dije, se me antojó volver a entrar y me encontré con dos títulos de Banana Yoshimoto: Amrita y N.P. Salí muy feliz porque hace poco leí Sueño profundo y me gustó mucho cómo escribe. Creo que voy a leer toda su obra.

Esta librería tiene muchísimos años trabajando, yo pasaba cerca de ahí cuando regresaba de la secundaria a mi casa. Me atrevo a decir que es una de las pocas librerías independientes que han sobrevivido en esta ciudad. No sé cómo le hayan hecho, tal vez porque hay varias escuelas cerca, pero sólo sé que me dan ganas de regresar y comprar varios títulos que me interesaron. Ya veremos. Ojalá no cierre: se ve muy bonita una colonia con su librería propia.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Gracias

Tengo la costumbre en este blog de emular el día de acción de gracias. Así que ahí les va:

Gracias, antes que nada, por estar bien después de un evento muy fuerte que tuve a principio de año, y a todos los seres a quienes les pedí por mi salud.

Gracias a Sandra Becerril por incluirme en la antología 9 autores en corto.

Gracias a la maestra Marcela Fernández Violante por invitarme a la Sociedad de Autores Cinematográficos, y de nuevo a Sandra por influir en esta invitación.

Gracias a librerías Gandhi por haberme incluido en la antología El último libro del mundo.

Gracias a Dios por ayudar a que mi papá se recuperara después de unos días de angustia en el hospital. Y por supuesto también gracias a Gustavo, Teodoro, Julieta, Adrián, Jazmín, Sandra y Anew por sus palabras de aliento en esta situación.

Gracias a Ediciones Ermitaño por incluirme en su próxima antología de cuentos.

Gracias por todo lo que aprendí, y por fin comprender que en muchas cosas no sirvo.

Gracias a Japoneando, a Luis san y en especial a Kira san por sus clases de japonés en You Tube.

Y gracias a la gente que sigue visitando este blog que no es nada popular, pero que de nuevo me obliga a tratar de escribir lo mejor posible, y sobre todo escribir entradas más o menos interesantes para que las lean sin aburrirse *^^* Gracias especiales a la Gran Mary por ser una de mis lectoras más fieles, un abrazote.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Vida de película y vida real

Hurgando entre mis cosas, me encontré con unos DVDs piratas de las cuatro temporadas de la serie The Batman. Las compré hace como dos años y aún no las he visto. Se las compré a un cuate que, obvio, vendía películas, y me acordé de él. Incluso me inspiró para escribir un cuentito para el programa de radio de Sandra Lorenzano.

La historia fue más o menos así. Después de muchas broncas, mi amigo pudo hacerse de su puesto y mercancía. No le iba tan mal. Un día, vi que le regaló una caja de sartenes a su esposa, se veía muy orgulloso de ser un hombre de negocios. Yo le compré varias películas no tan comerciales, y me daba buen precio; las cuatro temporadas de The Batman fue lo último que le compré, me las vendió muy baratas.

Un día, atropellaron a su hijo. Yo no vi el evento, pero sí a su mamá muy angustiada desarmando el puesto para ir al hospital. Después, me encontré otra vez a mi amigo; me dijo que lo del niño no había sido tan grave, pero se quedó sin dinero por pagar el hospital, no estaba asegurado, pero que seguiría firme en el negocio, sin desanimarse. Pero no fue así.

Mi amigo (ahora que recuerdo, nunca supe su nombre, sólo nos saludábamos: "Qué pasó, papá"), a las pocas semanas, empezó a tomar. El puesto desapareció, y la última vez que lo vi seguía entrándole al alcohol. Las cuatro temporadas de The Batman las compré en 2009 en épocas navideñas, hace ya casi dos años, como un regalo para mí. Espero darme un tiempo para verlas.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Un edificio para viajar

Hace mucho que tengo olvidado mi blog y quiero retomarlo. Acabo de terminar por fin la novela Viajes con mi tía, de Graham Greene. La comencé a leer a principio de año, en un momento díficil para mí (pensé que me iba a morir), y por eso la quise leer para relajarme un poco. Esta novela nos la recomendó el maestro Alejandro Licona. Nos dijo que era una muy divertida, y por eso mismo la empecé a leer, para relajarme.

La historia es muy buena. Trata sobre una persona llamada Henry, cuarentón soltero, recién jubilado, quien llevaba una vida muy rutinaria. En el funeral de su madre, conoce a Augusta, su tía, a quien nunca antes había visto ni escuchado nombrar. Ella tiene más de setenta años pero sigue siendo muy sexosa, y además está involucrada en el contrabando y demás cosas no lícitas.

Hay un capítulo en especial que me conmovió. La tía Augusta le platica a Henry la historia de una persona (perdón, no recuerdo el nombre del personaje) que tenía la intención de viajar mucho cuando dejara de trabajar. Esta persona planeó todo: los boletos, los lugares que visitaría y los hoteles donde se hospedaría... Pero se enfermó, creo que del corazón (eso lo leí en febrero, y después intercalé muchas lecturas, dejando ésta siempre en espera).

Lo que hizo esta persona fue invertir todo su dinero en comprar un castillo antiguo, y acondicionó todas las habitaciones como pequeños cuartos (incluso las áreas grandes las dividieron para hacer más cuartos en un espacio grande); Augusta lo ayudó. Aquella persona se quedaba una o dos semana en un cuarto y, después, agarraba todas sus cosas y se "mudaba" al siguente cuarto, como si se cambiara a otro hotel, y a otra ciudad.

La persona estaba muy feliz con esta ilusoria situación. Pero, cuando sólo le faltaba llegar al último cuarto, el que estaba en la torre, sufrió otro ataque. El doctor le prohibió moverse. La tía Augusta le contó a Henry que entre ella y una enfermera lo cuidaban. Y una noche, mientras las dos estaban cenando en la planta baja, escucharon un ruido muy fuerte. Cuando llegaron arriba, descubrieron al enfermo muerto en la escalera. No pudo llegar al último cuarto. La tía Augusta decía que sólo viajando podía extenderse un poco más la vida.