asilo, asilo

asilo, asilo
ESCRIBO POR VENGANZA. ESCRIBO PARA LIBERARME. ESCRIBO PARA DESECHAR LO QUE ME HACE DAÑO. ESCRIBO PARA PENSAR QUE SOY OTRA PERSONA. ESCRIBO POR AMOR. ESCRIBO PARA SOPORTAR LA VIDA.

El verdadero Ace

El verdadero Ace
Un día, las hadas, malévolas y traviesas, hicieron una apuesta con los hombres. Dijeron que si lograban crear historias mejores que la vida de ellas, se transformarían en horribles insectos; de lo contrario, ellos desaparecerían de la faz de la Tierra.

Hoy en día, los hombres siguen deambulando por las calles; mientras en los bosques, millones de mariposas revolotean entre los árboles.

Las hadas cumplieron a medias.


Mario Ramírez Monroy


domingo, 21 de septiembre de 2008

No hay nadie como ustedes

Ahora les hablaré sobre algunas cosas que pasaron ayer en el concierto de Scorpions, la legendaria banda teutona. Creo que esta entrada será un poquito larga porque son muchas cosas que tengo que decir: durante el concierto, y antes del mismo, me puse a pensar en todo esto.

Hace mucho tiempo,
en un programa de radio, alguien dijo que los desmanes en los conciertos aquí en México se acabarían si, en primera, comenzaran a la hora en que fueron programados y no una hora tarde, como era la costumbre.

Pues bien, el concierto de
Scorpions, comenzó más de media hora tarde, lo que calentó los ánimos de varias personas, yo estuve cerca de dos broncas: una fue la de dos amigos que de repente se les acabó el amor y se pusieron a darse de madrazos; el segundo fue un cuate bien briago que se había metido a la fuerza, y cuando lo quisieron sacar pues que se peina y se puso a dar golpes como boxeador, pero sin atinarle a nadie. Al menos nos hicieron el rato ameno en lo que a los de OCESA se dignaban a comenzar el concierto. Se me hizo muy raro: al menos, para mí es el primer concierto que no empieza a la hora programada viniendo de dicha empresa.

Yo tenía los primeros discos de
Scorpions; después del Love at First Sting, les perdí la pista. Nunca supe bien por qué. Tal vez porque empecé a estudiar música clásica y me clavé con el género, o porque cuando quise volverlos a escuchar me di cuenta de que habían abusado de las baladas, dejando de sonar pesado, como lo fueron en sus inicios. Tal vez fue por esto último. De hecho, una vez vi un video en MTV -no creo haberlo soñado- de Klaus Meine y compañía tocando una canción bien fresa, y ellos vestidos muy a la moda. Espero que haya sido un mal sueño.

Pero bueno, a pesar de todo esto, para nada voy a hablar mal de estos dioses, quienes nos dieron un gran concierto. Me hubiera gustado mostrarles más fotos, pero la mayoría no salieron, valieron chorizo. Creo que tengo que darle una leída al instructivo de mi teléfono.

La paz regresó al Foro Sol con los primeros acordes de esta banda germana, junto con la llovizna que nos empezó a caer sobre nuestra cabezas, calmó los enojos, bendiciéndonos con el
rock n´roll. Por supuesto, todos comenzamos a hacer la sagrada señal de cuernos, como debe ser.

Reconocí la mayoría de las canciones. No las pude anotar, y por eso no puedo transcribirles aquí bien el orden, pero recuerdo haberme predido con "Bad Boys Running Wild", "Coming Home", "Big City Nights", "Still Loving You" (en una muy padre versión acústica), "Loving You Sunday Morning" (en versión acústica también); nos prendimos a morir con "Black Out", "Rock You Like a Hurricane", "The Zoo", y las excelentes versiones acústicas de "Winds Of Changes" y "Send Me An Angel", junto con diversos músicos que le dieron un toque brazileño; hasta el guitarrista de Sepultura participó con ellos. En lo personal, la versión de "Send Me An Angel" me pareció extraordinaria, me enchinó la piel.

Dentro de las cosas memorables, cabe mencionar cuando Rudolf Schenker sacó un talí con la bandera de México (lástima que esas fueron unas de las fotos que no salieron). Y cuando cantaron el coro de "No One Like You", en la pantalla posterior se dibujó una bandera mexicana (aunque tampoco me salieron esa fotos :S ching...)


A pesar de que hubiéramos deseado ver la agrupación del
Animal Magnetism (ya no están Francis Buchholz, ni Herman Rarebell) vimos en escena a una gran banda; al menos siguen Matthias Jabs y Rodolf Schenker, original fundador junto con Klaus Meine. Dioses, carajo.

Su nuevo baterista, James Kottak fue uno de los que se llevó la noche: bien loco que está, y es un excelente músico, y sobre todo rockero de verdad; y su bajista, Pawel Maciwoda, lanzaba buenas vibraciones al público. Se dice que el mes de septiembre es un mes de transiciones, donde se termina o se empieza un nuevo ciclo, y que por eso este noveno mes es tan conflictivo. Sin embargo, nada impidió la realización de este gran concierto. Los Scorpions viven. Como dice el gran tatuaje que el baterista nos mostró en su espalda: ROCK AND ROLL FOREVER. No hay nadie como ustedes.

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