asilo, asilo

asilo, asilo
ESCRIBO POR VENGANZA. ESCRIBO PARA LIBERARME. ESCRIBO PARA DESECHAR LO QUE ME HACE DAÑO. ESCRIBO PARA PENSAR QUE SOY OTRA PERSONA. ESCRIBO POR AMOR. ESCRIBO PARA SOPORTAR LA VIDA.

El verdadero Ace

El verdadero Ace
Un día, las hadas, malévolas y traviesas, hicieron una apuesta con los hombres. Dijeron que si lograban crear historias mejores que la vida de ellas, se transformarían en horribles insectos; de lo contrario, ellos desaparecerían de la faz de la Tierra.

Hoy en día, los hombres siguen deambulando por las calles; mientras en los bosques, millones de mariposas revolotean entre los árboles.

Las hadas cumplieron a medias.


Mario Ramírez Monroy


viernes, 19 de septiembre de 2008

Y la luna enrojeció


Qué curioso es lo curioso. Apenas hace dos entradas hablé sobre mis recuerdos de los Televiteatros, Kuman y todo eso, y de pronto ya es el 19 de septiembre. Creo que no tenía noción del tiempo en el que estoy viviendo*^^*

Hace 23 años, literalmente, me despertó el movimiento del terremoto del '85. Nunca me había dado miedo un temblor, incluso tampoco ese me espantó, a pesar de lo fuerte que fue. Por supuesto que al llegar a la escuela todos nos dimos cuenta de las dimensiones que ocasionó el sismo, y lo mejor y más sensato fue regresarnos a casa.


No había luz y por primera vez apreciamos el valor de tener una radio portátil. No tiene caso que hable de los desastres que pasaron porque muchos todavía los recordamos. Pero el que más me impresionó fue cuando dijeron: "Los Televiteatros ya no existen". Recuerden que en esa época yo era fanático de
Kuman; en otra época hubiera reaccionado diferente, pero estamos hablando de 1985.

Cuando la tierra se movió por segunda vez, lo único que recuerdo es a toda la familia saliendo de la casa lo más rápido posible: jamás había sentido lo que es el miedo a un temblor, y eso nos duró algunos años más en esta tierra sísmica. También recuerdo que nos costó mucho trabajo salir de la casa: el mismo movimiento nos regresaba los pasos, impidiéndonos llegar a la puerta. A partir de esa experiencia, nos pusimos a pensar en que se agradecen los simulacros; pero si tenemos la desgracia de tener un temblor de las mismas dimensiones del ´85, no creo que la gente pueda salir de los edificios con facilidad.

Y no sé si recuerden, los que lo vivieron aquella noche del segundo temblor, cómo estaba la luna. La luna estaba roja.

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