
A mí no me gustó la idea desde el principio, pero, como siempre había sido el aguafiestas del grupo, accedí. El resultado: Huizar se clavó nuestro dinero diciendo que se le había perdido (más bien se lo chupó); en el grupo comenzaron las rencillas lo que ocasionó la disolución de esa gran banda llamada Arkham.
Tal vez, también tuvimos mala suerte y nos tocó una época en que ya no se le hacía caso al heavy metal, por eso ya estábamos tan desmotivados. Mi vocalista y yo intuimos que, precisamente, por estos años recientes se pondría de nuevo de "moda", pero ya pa´qué.
Con el tiempo, el grupo se volvió a reunir. Yo me reconcilié con Arturo Huizar. Pero ya no fue lo mismo. El grupo ya no era tan ambicioso como lo fue en su primer año. Yo me empecé a enojar otra vez con todos los integrantes y me volví a salir. No me importó porque eran tan güeyes que ninguno recordaba bien las canciones si no estaba yo, así que les resultaba muy complicado llamar a otro guitarrista. Además, yo tenía los derechos del nombre (les había hecho creer que a todos nos correspondía el 25% de derechos, pero yo me quedé con el 100% ;p). En fin.
Si alguien de la generación XXXVII está leyendo esto, sabrá de lo que voy a hablar. El último concierto que tuve con Arkham fue en Tampico. Un día antes habíamos tocado en San Luis Potosí, y cuando terminamos nos fuimos a la terminal de autobuses. En ese viaje, antes de que subiéramos al autobús, Chucho, mi bajista, se dio cuenta de que había dejado sus cosas en el salón. El pobre tuvo que echarse el viaje con sus botas puestas en lugar de zapatos cómodos. Fue en aquel trayecto (en medio de la incomodidad y sin que nos hubieran dado para los viáticos) cuando decidí dejar para siempre la música. También fue lo que me dio la idea para escribir mi obrita donde hablé de las licras rosas. *^^*
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