
La larga espera por el último libro de Harry Potter ha terminado. Miles de sus seguidores sabrán por fin cuál es el destino final del aprendiz de mago.
Sin embargo, la magia termina cuando vemos el alto costo de la preventa de la última entrega de la serie. No es justo que en un país donde se busca tener más lectores caiga en las redes de la mercadotecnia, que tiene como fin darle al libro el título de artículo de lujo. No creo que la misma J. K. Rowling esté de acuerdo con esta situación.
En fin. No estoy en contra de los mercadólogos, pero no estaría de más agregar otra materia dentro de las que llevan en su carrera. Dicha materia podría llamarse, algo así como, Ética en el arte.
Bueno, está bien: odio a los mercadólogos.
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