
Me acabo de enterar de la muerte de Jaime Casillas. No sé qué palabras usar porque soy muy torpe para expresar mis sentimientos, pero Jaime siempre fue una inspiración para todos sus alumnos. Cada clase era un deleite, una manera de gozar el arte, de llenarse de la energía que desprendía Jaime, misma que nos motivaba a no bajar la guardia y seguir escribiendo.
Jaime siempre se emocionaba cuando alguien escribía algo, en verdad su rostro reflejaba esa emoción. Jaime era más que un maestro.
Recuerdo su emoción cuando se despidió de nosotros el último día de clase. También recuerdo su emoción la noche de la entrega del diploma. Ahora recuerdo que él me tomó muy fuerte del brazo, cuando nos tomaron la foto con todo el grupo. Él estaba muy feliz por vernos terminar el diplomado.
Curiosamente, en el post anterior me acordé de una de sus frases: "Nunca desprecien ningún género." Y así quiero recordarlo siempre, a uno de los mejores maestros que he conocido.
Su entusiasmo siempre será parte importante de nuestro aprendizaje no sólo para el arte, sino para la vida.
Gracias, maestro Jaime Casillas, por el regalo que nos dejó.
1 comentario:
Descanse en paz...
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