Un día, las hadas, malévolas y traviesas, hicieron una apuesta con los hombres. Dijeron que si lograban crear historias mejores que la vida de ellas, se transformarían en horribles insectos; de lo contrario, ellos desaparecerían de la faz de la Tierra.
Hoy en día, los hombres siguen deambulando por las calles; mientras en los bosques, millones de mariposas revolotean entre los árboles.
Las hadas cumplieron a medias.
Mario Ramírez Monroy
4 comentarios:
De loco nada, bueno un poco pero yo tmb me paro a veces a mirar la luna que aunque vea poco es un puntito precioso y muy luminoso.
Saludos!!!
Marío somos los locos que miramos las estrellas, que miramos la luna. Acá en mi casa se mira rebonita la luna cuando está sobre un ventanal grande, en la noche cuando me levanto al baño la miro. Pero seguro que la forma, el color y las nubes de que tú mirabas es distinta a la que yo miré. La atmósfera cambia, es efímera. Por eso siempre hay que estar mirándola para verla cambiar.
Un saludote
Tienes razón, en el Df mucha gente no se detiene a ver lo que pasa alrededor; mucho menos en el cielo...
Saludos!
Mary:
Un abrazo muy luminoso también para ti.
Carmen:
Tienes razón: por fortuna, el cielo cambia a cada rato, y siempre nos sorprende.
Pipiripau:
Es cierto: la gente camina con tanta prisa que no contempla todo lo que hay a su alrededor, no sólo el cielo.
LukrD:
Bienvenido al asilo. Qué bueno que también te guste comtemplar el cielo.
Qué gusto que tengan tan dignos visitantes de este bello blog. Se siente chido que muchos hayan puesto su comentario.
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